GRANDES DEPORTISTAS PERO TAN VULNERABLES COMO LOS DEMAS……..
Este deporte nuestro tan divino y complicado al mismo tiempo siempre nos proporciona hechos y ocasiones para reflexionar……
¿Cuántas veces he vivido y ha pasado delante de mi el hecho de coincidir en el tiempo y en categoría, atletas de un nivel bastante parecido y donde uno de ellos siempre ha salido algo más favorecido o ha tenido algo más de suerte en los primeros enfrentamientos creando una leve sensación de inferioridad en el otro? En los años que llevo en este deporte he tenido varios casos en los que la rivalidad “bien entendida” siempre ha supuesto problemas emocionales en alguno de los atletas por asumir la creencia de que la simple presencia de su rival ya suponía prácticamente una derrota inevitable, aun teniendo las mismas posibilidades o al menos muchas opciones de pelear la prueba hasta el último instante. Yo mismo, recuerdo con mucho cariño mi época juvenil donde coincidí con un gran compañero de entrenamiento y rival en las carreras que conociendo mi “punta de velocidad final” (alguna vez fui hasta rápido), terminaba por casi “regalarme” el puesto en cada enfrentamiento (incluso jugándonos el triunfo en la prueba). Aun recuerdo una carrera en la que a la vista del arco de Meta se le ocurrió decirme “Ea, po dale ya……”. Para mí era una sensación de alivio pero supongo que para el simplemente el hecho de rendirse sin condiciones suponía una pequeña decepción a pesar de la amistad. Este deporte tan competitivo (en cualquier prueba y a todos los niveles siempre intentamos “medir” nuestros esfuerzos y relativizarlos con respecto a rivales conocidos) nos lleva siempre a exigirnos y pelear con nuestros rivales por un puesto sea el que sea. Siempre existen para nosotros “fantasmas deportivos” que por su simple presencia acaban creando un pequeño trauma que no nos permite disfrutar completamente de nuestro deporte y que muchas veces acaban con la carrera deportiva de un joven cuyo único “pecado” ha sido coincidir con otro fenómeno de este deporte y cuya sola presencia nos hace peores de lo que realmente somos. Muchos se empeñan (pienso que de forma muy errónea) en que la labor de los entrenadores, monitores y demás personas dedicadas a la formación y promoción deportiva termina en la faceta física y técnica pero olvidan este aspecto que tanto puede llegar a afectar al animo del deportista hasta el punto de renunciar a sus sueños y dejar una actividad que tanto ama. He tenido y aun tengo jóvenes en nuestro grupo que han tenido este problema durante cierto tiempo (porque al final se convierte en un problema) y que han logrado superarlo después de muchos desencantos y peleas emocionales. La sensación tan agradable y tan plena que se obtiene supera con creces todos los malos momentos vividos y nos “engrandece” de tal manera que posiblemente hemos transformado un buen atleta en un “monstruo competitivo” y cuya cabecita saldrá tan reforzada como para afrontar sin temor alguno los continuos problemas a los que tendrán que enfrentarse en el futuro. Desgraciadamente, la experiencia también me dice que en esta tarea tan importante como puede ser la salud mental y emocional de cualquier jovencito, la intervención decidida y acertada de los padres tiene que jugar un papel fundamental y quizás mas importante que el de los propios educadores por muy buena intención que tengan estos. Cada uno tenemos nuestro “rol” en la educación y cuidado de nuestros hijos y no podemos ni debemos eludir nuestra responsabilidad en aspectos tan fundamentales a la hora de crear “buenas personas” que nos enorgullezcan y disfruten de una buena y digna vida. ¡¡Son deportistas pero también personas………no lo olvidemos nunca!!
¡¡Esto de pensar tanto, cualquier dia me va a dar problemas…….seguro!!
